Una buena alimentación es un factor fundamental para una vida sana. La nutrición balanceada se relaciona con una salud y con un sistema inmunológico más fuerte, y como consecuencia, con un menor riesgo de contraer diversas enfermedades.
Un niño sano aprende mejor, un adulto sano es más productivo, una persona de la tercera edad sana tiene una mejor calidad de vida y una mayor longevidad.
La desnutrición es una amenaza para el desarrollo físico y mental de las personas en todas las edades, principalmente en las primeras etapas del desarrollo. Algunos riesgos por una nutrición deficiente son:
Desarrollo de enfermedades y muerte prematura de madres y niños.
Retraso en el desarrollo físico e intelectual de los niños.
Complicaciones durante el embarazo para la madre y el feto.
Riesgo de desarrollar anemia en la etapa adolescente.
Desarrollo de sobrepeso y obesidad.
Riesgo de desarrollar enfermedades crónico degenerativas (diabetes, hipertensión, problemas cardiacos, etc.).
Desafortunadamente debido al cambio en el ritmo de vida que la sociedad ha experimentado como consecuencia de la aparición del COVID, los hábitos de las familias han cambiado radicalmente, entre ellos la alimentación. Situaciones que anteriormente eran cotidianas como ir a comprar los alimentos, actualmente se han convertido en un reto, desde tomar la decisión de donde comprar los alimentos, hasta, decidir que alimentos sustituir por otros similares debido a la escases que se presenta en las cadenas de suministro, o como consecuencia de la disminución del poder adquisitivo de las familias por desempleo o reducción de ingresos.
En consecuencia, muchas personas recurren cada vez con mayor frecuencia a la adquisición de comida preparada o productos procesados para la alimentación de la familia, sin embargo, es importante considerar que aún en los tiempos actuales existen alimentos al alcance de la economía familiar que son saludables y que disminuyen el riesgo de generar enfermedades derivadas de una mala alimentación. A continuación algunos consejos para alimentarse sanamente durante esta época de COVID:
Consumir frutas y verduras. En la medida de las posibilidades, es recomendable seguir incluyendo frutas y verduras en la dieta familiar. Las frutas y verduras de temporada generalmente son más económicas, además, algunas frutas y verduras pueden conservarse más tiempo si se cuecen y congelan, o en otros casos, deshidratándolas.
Sustituir productos frescos por productos deshidratados o productos preparados para conserva en casa. En caso de desabasto, el pescado seco, la carne seca, la sardina, o el atún enlatados además de conservarse por mucho tiempo, son una excelente fuente de proteínas, omega 3 y otras vitaminas y minerales. Las verduras deshidratadas, las semillas y los cereales, son otra otras alternativas nutritivas que se conservan por mucho tiempo..
Dar aperitivos saludables a los niños. Además de que los niños pasan más tiempo en casa, suelen requerir una o dos colaciones durante el día para mantenerse activos y atentos a sus actividades escolares a distancia. Debido a la falta de actividad física, no es recomendable darles alimentos procesados con altos contenidos de sal o azúcar. Se recomiendan opciones más saludables como frutos secos, yogur, fruta fresca de temporada en trozos, huevos cocidos u otros alimentos nutritivos disponibles en cada región.
Limitar el consumo de alimentos procesados. Los alimentos procesados suelen contener un alto grado de grasas saturadas, azúcares, sal y conservadores. Es importante limitar y/o eliminar el consumo de bebidas azucaradas (refrescos y jugos), y aumentar el consumo de agua natural.
Invita a la familia a cocinar. Siempre que sea posible, se recomienda invitar a los hijos a participar en la preparación de los alimentos, esto contribuirá a crear rutinas saludables, fortalecer los lazos familiares y reducir su ansiedad ante situaciones de estrés.
Finalmente, recuerda lavar y desinfectar todos los alimentos, una higiene adecuada contribuye a la recuperación de las personas enfermas.
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